El GP de EE.UU. dejó una imagen muy impactante: la del Alpine de Fernando Alonso a dos ruedas tras chocar con Lance Stroll. Milagrosamente, el monoplaza no salió disparado por los aires y el asturiano pudo controlar el coche en pleno vuelo, pudiendo continuar en pista a pesar de los daños recibidos.

Alonso salvó así lo que podría haber sido un brutal accidente. De hecho, tras la carrera, dijo que podría haber ocurrido algo similar a lo que pasa en la IndyCar cuando chocas con el muro y hacer varios 360.

No corrió la misma suerte en el año 2010 Mark Webber. El australiano fue a pasar a Heikki Kovalainen, cuando el finlandés hizo una extraña maniobra y el de Red Bull chocó contra él, volando por los aires y dando incluso una vuelta en el aire.

El Red Bull llegó a impactar boca abajo contra el asfalto para terminar poniéndose a cuatro ruedas e impactar violentamente contra las protecciones. Milagrosamente, Webber salió ileso.

Hay que tener en cuenta que los monoplazas de hoy en día cuentan con el halo, el elemento de seguridad que presentan los Fórmula 1 actuales y que en más de una ocasión han salvo la vida de algunos pilotos en las últimas temporadas, como por ejemplo Guanyu Zhou este año en Silverstone o Romain Grosjean en 2020 en Baréin.

Pero en 2010 los coches no contaban con el halo, por lo que Webber tuvo mucha suerte, ya que su cabeza pudo impactar violentamente contra la pista después de que su coche volara y podría haber acabado en algo muchísimo más grave.

Alonso también tuvo un tiempo mínimo para no soltar las manos del volante, pero el accidente de Webber fue fugaz y cuando el australiano se quiso dar cuenta, ya estaba volando, incapaz de hacer nada.