Fin de semana de más a menos de Carlos Sainz. Después de destacar en los primeros libres e igualar las marcas de Charles Leclerc y Max Verstappen, el calvario del '55' en Melbourne arrancó en la sesión de clasificación.

El accidente de Fernando Alonso, y la consecuente bandera roja, le privaron de cerrar su crono a 10 metros de la línea de meta.

Por si fuera poco, tras el paso por boxes, el madrileño no pudo arrancar su Ferrari F1-75 y se quedó si marcar otro tiempo, 'conformándose' con la novena posición.

Tras ello, la estrategia en carrera estaba clara: salir rápido, reengancharse a la cabeza y tener opciones de terminar en podio.

Pues bien, el plan se cayó antes de que se apagara el semáforo. Un fallo en el embrague en la salida le hizo perder cinco posiciones y, tras dos vueltas peleando con los Haas y los Alfa Romeo, la curva 9 fue su tumba: trompo, segada de césped y anclaje a la grava.

Desde el Gran Premio de Eifel (Alemania) de 2020, cuando aún pilotaba para McLaren, Carlos Sainz no abandonaba una carrera. 31 carreras, 24 con Ferrari, viendo la bandera a cuadros al término del Gran Premio. La consistencia es la firma del 'chilli', pero este fin de semana la suerte no ha estado de su lado.