Marc Márquez es el piloto al que todos señalan. Es a quien todos miran. A quien todos vigilan. Lleva tiempo sin ganar. Lleva poco tiempo en Gresini, en Ducati, pero cuando llega la prueba en Austin, la del GP de Las Américas, el de Cervera es la gran preocupación. Porque es su prueba. Porque es su carrera. Porque es su fin de semana.
Porque ha ganado. Mucho. Porque sabe cómo hay que hacer las cosas en Texas. Porque, además, tiene un arma mejor que la que tenía estos años. Tiene una Ducati. Tiene una moto ganadora. Tiene una máquina que ha ganado las dos carreras del presente Mundial.
Sigue aprendiendo. Sigue adaptándose. Sigue tratando de domar a la bestia italiana. Es el mejor de todos los que compiten con esa moto, y no con la Ducati de 2024 que tiene por ejemplo Pecco Bagnaia, y está cada vez más cerca de dar ese pasito más que se necesita para llegar a la ceremonia del champán.
Al sprint ya lo ha logrado, pero quiere más. Quiere que su tercera prueba, que en al que será su carrera 250 en el Mundial, la 173 en MotoGP, termine con un podio. Así lo ha dicho.
"Es evidente que está marcada en el calendario"
"Te lo firmo ahora mismo. Estamos en mi tercer fin de semana con Ducati. Me tengo que adaptar a ella... pero estamos ya en el Top 5", cuenta.
Ahora, a por algo más: "Hay por delante tres, cuatro o quizá cinco pilotos que son más rápidos... pero todos saben que esta pista me gusta mucho".
"Tiene muchas curvas a izquierdas, que son las mías. Frenar. Acelerar. Me trae muy buenos recuerdos. Y sí, es evidente que lo tengo marcado en el calendario", afirma.
Así que... a soñar: "Tal podamos dar la campanada, pero acaba de empezar mi trayectoria en Ducati y antes de ganar hay que llegar al podio en una carrera grande".
"Es una pista muy física. Tienes que ir con cuidado con cómo corres. Hay que dosificarse, que si no estas 20 vueltas te pueden pasar factura", sentencia Márquez.