Kiko Martínez perdió su título mundial de boxeo. Lo perdió en una pelea repleta de ilegalidades, de acciones antirreglamentarias y de incluso cabezazos que el árbitro permitió en el ring. Su rival, Josh Warrington, ganó en el séptimo asalto por parada arbitral.

El resultado de las acciones del púgil inglés sobre Martínez fue que el boxeador terminó con, ojo, doce puntos de sutura por los múltiples cabezazos recibidos.

Uno de ellos, el primero, fue en el primer asalto. Eso dejó a Martínez tan tocado que se fue a la lona.

Y con razón, porque incluso estuvo sangrando por la ceja de manera abundante, pero todo sería incluso peor cuando su rival fue directo a la frente de Martínez para una tercera brecha.

El árbitro llamó la atención a Warrington... como si no hubiera hecho nada. Cero intención de penalización.

Con todo, y a pesar de todas las tretas del inglés que fueron totalmente permitidas. Martínez fracturó la mandíbula a su rival.

Por ello, Warrington tuvo que acudir al hospital nada más terminar el combate. A saber qué habría pasado en el ring de haberse tenido en cuenta las ilegalidades del púgil británico.