Carolina Marín es una de las ausencias más dolorosas de la delegación española en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La mejor jugadora de bádminton de nuestra historia sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior y de los dos meniscos, lesiones de las que todavía se recupera y que le impiden estar en la cita olímpica.
Ella misma reconoce que se veía dentro de una "oscuridad" tras la lesión. Sin embargo, su incansable mentalidad de ganadora le mandó un mensaje: "Quedan solo tres años para los próximos Juegos".
Marín lamenta que la lesión llegase en "uno de sus mejores momentos" y reconoce que ha sido "muy difícil y duro" asumirla, "mucho más que la de la otra rodilla", dolencia de la que se recuperó a finales de 2019.
"Me han puesto muchos obstáculos por el camino: la lesión, la pandemia, el confinamiento, la pérdida de mi papá y esta lesión", confiesa. Ahora, inmersa en otro arduo proceso de recuperación, tiene en mente llegar a jugar el Mundial que se disputa en diciembre. Y ojo, ya avisa: "No voy para jugar una ronda. Voy a ganarlo".
En Tokio no ha podido defender su oro olímpico, pero Carolina Marín ya tiene la mente puesta en París. "Tengo París en mente. Soy muy cabezona y voy a ir a por ello", afirma Marín. Puro espíritu de superación.