La Liga número 34 del Real Madrid será recordada como la Liga de Zinedine Zidane. El técnico ha sabido encajar las piezas a la perfección de un equipo huérfano de un jugador diferencial en el campo, como lo fue en el pasado Cristiano Ronaldo. Es la Liga del colectivo, mérito claro del entrenador marsellés.

No es fácil ser entrenador del Real Madrid. Nada fácil. En muchas épocas ese puesto mutó en trituradora. Si echamos un vistazo a los números, hasta 16 han sido los ocupantes del banquillo blanco desde que se inició el Siglo XX. De Vicente del Bosque a Zinedine Zidane.

Y precisamente en relación a Vicente del Bosque, Zidane ha roto un maleficio que estaba en vigor desde hace 17 años. El salmantino fue el último que consiguió dos títulos de Liga en menos de cuatro años (concretamente lo logró en tres: en la 2000/01 y en la 2002/03).

Entre medias, el italiano Fabio Capello también levantó dos campeonatos domésticos, pero lo hizo con mucha más diferencia en el tiempo. La primera llegó en la 1996/97 y la segunda diez años después, en la 2006/07. La conocida Liga de la remontada, en la que el Real Madrid parecía desahuciado a mitad de curso.

Nueve meses separados

El 31 de mayo de 2018 la cara de Florentino Pérez reflejaba la de todo el madridismo. Zinedine Zidane decía adiós tras cosechar tres Champions consecutivas y una Liga que el francés siempre valoró por encima del resto de títulos.

El Madrid deambuló huérfano sin su entrenador. Primero Julen Lopetegui y después Santiago Solari no lograron tapar su alargada sombra. Y Zidane volvió. Y el madridismo sonrió de nuevo. Con todos los títulos ya lejos de su alcance, el marsellés regresó al banquillo del Santiago Bernabéu.

Y en la Castellana se volvieron a encender las luces. Primero con una Supercopa de España arrebatada al Atlético de Madrid en los penaltis, y ahora con una Liga que tiene un sabor dulce. Muy dulce. Zidane siempre destacó la importancia del campeonato que marca la regularidad de un equipo. Y el Real Madrid ha sido el equipo más sólido este curso. Y todo gracias a Zidane, quien ha roto el maleficio del entrenador.