Leo Messi ha vuelto. Sí, podría decirse así, pero sería erróneo. Lo sería porque para volver primero hay que irse, y el argentino jamás se ha marchado. El jugador del Barcelona firmó su doblete 127 en LaLiga ante el Granada para ser Pichichi y para ayudar a los culés a lograr los tres puntos ante el siempre exigente cuadro nazarí.
Porque mucho se ha hablado, y se habla, acerca de él. Porque, a pesar de que lo que interesa es el mercado de fichajes con su posible o no renovación, ahora el Barça lo que necesita es que esté en el presente. El presente, o el pasado en este caso, fue el partido de la jornada 18 de LaLiga.
Dos goles. Ese fue su registro contra los nazaríes en los 65 minutos que estuvo sobre el verde. En ese momento, Koeman le cambió viendo que con el 0-4 que marcaba el luminoso era más que suficiente en cuanto a renta.
El primer tanto fue tras una jugada de Griezmann previa mano de Busquets en la recuperación. El francés asistió para Leo y Leo definió. El segundo, de falta, asignatura que llevaba sin aprobar desde el mes de junio.
Y es que Messi se puso su traje de gala en el Nuevo los Cármenes. Marcando y participando, y colocándose ya como Pichichi en solitario de LaLiga tras superar a Aspas y a Luis Suárez.
Sigue faltando el verle ante uno de los grandes en su mejor forma, pues ante el Atlético estuvo prácticamente desaparecido y el Barça, ante ellos y el Real Madrid, se fue de vacío.
Ahora, tanto para él como para el Barça, la Supercopa de España que jugarán ellos, Real Madrid, Real Sociedad y Athletic Club.