Vinicius está posiblemente en su mejor momento de forma desde que es jugador del Real Madrid. No solo por los tres goles en tres partidos que lleva, que es un número más que notable, sino por la confianza que desprende en cada una de sus acciones tanto con como sin balón. Ante el Betis, de nuevo, clave.

Porque el brasileño era el que desbloqueaba los cierres que en ocasiones tenían los madridistas. El que daba apoyo. El que driblaba. El que quería hacer magia con el balón en los pies. Cuando él tenía la bola siempre sabía qué hacer con ella.

Cero dudas. Podía acertar o fallar, pero dudar nunca. Su mente futbolística iba a una velocidad distinta de la del resto de jugadores, y cuando él aparecía lo notaban tanto el Real Madrid como el Betis. Los primeros para bien, los segundos no...

Vinicius, clave en el 0-1

Tras el paso por vestuarios, Vinicius se activó del mismo modo que se activaron el resto de sus compañeros. Con el Betis sin saber qué hacer, el brasileño lo tenía claro. Primero, un regate brutal en el área que dejó sentados a dos rivales, y luego con la acción que derivó en el 0-1 de Dani Carvajal.

Fue en una buena arrancada, entrando por el hueco que dejaron dos defensas. Su cambio de velocidad, fundamental, continuó con un frenazo justo en la línea de fondo para darle la bola a Benzema. El francés la puso para el lateral y con la derecha la metió en las redes de Rui Silva.

Tuvo 76 minutos. Los que Ancelotti le mantuvo en el campo hasta que dio entrada a Eden Hazard. A la espera de ver qué pasa con Mbappé, el brasileño parte con clara ventaja sobre el belga y también sobre un timorato Gareth Bale.

Vinicius tiene magia. Siempre la ha tenido. Ahora es cuando los trucos le están saliendo.

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