Mucho echó en falta el Real Madrid a Vinicius ante el Getafe. El brasileño aporta esa chispa, esa electricidad, ese desborde y frescura que son necesarios ante equipos como el de Quique Flores. Y también ante los de Bordalás. Ante el Valencia de Bordalás. Por suerte para Ancelotti, esta vez sí pudo contar con él.
Y se nota. Mucho se nota. Porque con Vinicius es otra historia. Con él, toda jugada mejora cuando pasa por sus botas. Porque este Vinicius es hasta barato y sigue aumentando su valor de mercado. Hace de todo en ataque, y prácticamente todo lo que hace lo hace bien y, ahora sí, con precisión.
En el primer acto, jugadón para servir a Modric. El croata, latigazo al travesaño como ante el Getafe. Vinicius ya veía el gol, y lo vio por dos veces con tantos suyos en el segundo acto.
Su gol inicial fue de creer y de calidad. Encaró, pared con Benzema y brega ante la fragilidad de la zaga valencianista. Prácticamente tan solo tuvo que empujarla ante Cillessen.
Luego, con la cabeza sin defensa. Benzema se la puso a Asensio, el balear disparó y él aprovechó el rechazo para, bien colocado, ponerla en las mallas.
Sus goles se unieron a los de Benzema, el primero de penalti, para firmar un nuevo triunfo del Real Madrid en LaLiga y para despejar, si es que había algo que despejar, cualquier duda o fantasma del pasado.