Termina el partido y un jugador de Atlético Mineiro tira su camiseta a la grada. En medio de todo el tumulto, un niño que comienza a llorar.

El padre prefiere pelear por la camiseta a atender a su hijo. Incluso se duele de un golpe. Su padre continúa luchando por la camiseta sin hacer caso al niño y dejando una imagen lamentable.

La solución del equipo

Pero esas lágrimas, esa angustia, han terminado en sonrisa para Gabriel, porque el Atlético Mineiro le ha dado la oportunidad de conocer a los jugadores, de estar con ellos y de marcharse hasta con cuatro camisetas de su equipo.

Así intentaron que Gabriel olvidara un momento vergonzoso.

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