En los campos de fútbol se ha tirado de todo. Desde globos gigantes hasta pelotas de tenis como ocurrió en el Pizjuán, o lanzamientos más personificados, como billetes falsos a Donaruma; también muchos recordarán la noche en la que a Figo le tiraron una cabeza de cochinillo en el Camp Nou.

A Dani Alves le cayó un platano cerca y se lo comió; Roberto Carlos, en cambio, abandonó el terreno de juego inmediatamente, enfadadísimo con la grada.

Más habitual pero igual de lamentable son los lanzamientos de mecheros y botellas.

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