"Las palabras duelen muchísimo, y más si van con amenazas", explica Andrea, árbitra de benjamines. Andrea decidió dejarlo tras los constantes insultos y amenazas que sufre en cada partido.

En el último partido, Andrea paró el juego por las palabras que venían desde la grada. "Es vergonzoso, se repite siempre. En todo los partidos hay padres que no educan bien a sus hijos, les llevan pensando que son los mejores y critican todo. Los árbitros también somos personas".