Muchas miradas estaban puestas en el Camp Nou en la primera jornada de la segunda vuelta. Primero porque jugaba el Barça, y eso siempre es un aliciente en cuanto a fútbol se refiere. Y luego porque debutaba Quique Setién en el banquillo culé. Debutaba un técnico que ha dejado claro cuál es su libro de estilo y que de primeras ha hecho de Riqui Puig su jugador número 12.

El canterano era uno de esos jugadores que más pedía el público a Ernesto Valverde. Que más ganas tenía de ver el respetable en juego con los grandes nombres del primer equipo. Se ha curtido en el filial, donde por otra parte le han dado cera de la buena en algunos partidos, pero el extremeño no le daba la alternativa.

Setién, sin embargo, sí lo ha hecho. No como titular, pues el once salvo la entrada de Ansu Fati por Luis Suárez podría haber sido perfectamente una alineación de Valverde. Sin embargo, en el minuto 70 se quitó el chándal para lucir la azulgrana en el verde cuando sustituó a Rakitic e hizo algo más que dar muestras de su clase.

Porque este chico sabe cómo se juega al fútbol. Se nota en cada control, en cada movimiento con y sin balón y también en cada pase. A su más que de sobra conocida calidad sumó un compromiso en la presión vital en el resultado. Fue él quien recuperó el cuero que terminó con un soberbio gol de Messi tras una extraordinaria jugada ofensiva al primer toque y con una velocidad 'made in Barça'.

Hasta ese momento, el Barcelona fue de más a menos y de nuevo a más en gran parte por la expulsión por doble amarilla de Germán. Los culés, en la primera parte, hicieron correr el cuero con pases rasos queriendo salir desde atrás. Sello Setién, con apoyos a Ter Stegen y con una intensísima presión a la salida de balón del rival. El Granada apenas pudo pensar.

Sin embargo, faltaba esa acción definitiva. Ese golpe al adversario que se encargó de dar Messi en el segundo acto justo cuando antes Machís había estrellado un balón en la madera. El argentino, de nuevo, solventó el encuentro. El primer encuentro de Setién con el Barça. Uno en el que no solo ambos fueron los nombres propios, pues también se sumó Riqui Puig.

Por lo demás, lo expuesto. El sello Setién es de esos que deja claro que la posesión va a ser cosa suya. Sin embargo, faltó 'punch' quizá por el hecho de que Luis Suárez, su 'killer', está lesionado. La nota positiva, aparte de Messi y un resultado escueto pero favorable, es Riqui Puig. El canterano, llamado a hacer grandes cosas en el mundo del fútbol.