Francia, país con la mayor colonia de argelinos del mundo, vio cómo, tras la victoria de Argelia sobre Senegal en la final de la Copa África, las calles del país se convirtieron en un auténtico escenario de guerra.

Bengalas, fuegos artificiales, saqueos y actos vandálicos se sucedieron en todo el país. La policía gala, que contó con 2.500 efectivos, tuvo que responder ante la situación con el lanzamiento de gases lacrimógenos y fueron detenidas 198 personas.

Una vez más, el fútbol se ve salpicado por incidentes extradeportivos de aficionados radicales que nada tienen que ver con el mensaje que debe transmitir el deporte rey.