En abril rompió una racha de 1.300 días sin marcar un gol en Champions fuera de casa. Sí, Luis Suárez, el mismo que hoy ha enfilado la portería de Handanovic en el minuto 84 como si fuera el mejor Ronaldo Nazario. No se ha metido en la portería, pero esa era la sensación. Porque hoy era un día grande. La siempre esperada Copa de Europa llegaba por primera vez al Camp Nou en la 19/20 y Messi, Suárez y los suyos se permitieron el lujo de no llegar hasta la segunda parte.

Llegaron tarde, como la gente que aún ocupaba sus butacas mientras Conte sacaba su pizarra y Lautaro Martínez marcaba en el minuto dos. Sin prisa pero sin pausa, este trabajado Inter volvía al topicazo de la defensa italiana de siempre. Muy pocas concesiones, un Barça mareado y unas contras interistas que hacían temblar a Valverde, pero sobre todo, a Piqué y a Lenglet... Poca seguridad atrás hasta que en el 51' el técnico blaugrana se cargó a Busquets y metió a Vidal, entre pitos y aplausos. Y el chileno, que le van estos partidos, sostuvo el centro del campo él solito y vio como Luis Suárez, o Ronaldo Nazario, o lo que fuera ese titán, conectaba un voleón desde la frontal del área que fusilaba a Handanovic en el 58'.

Entonces Messi dejó de andar, miró a los ojos a los Asamoah, Godín y compañía que no dejaban de salir en sus fotos durante el partido, y se liberó... Se liberó marcándose un eslalón 'made in Messi en Champions' que tantas y tantas veces hemos visto. El problema (o el privilegio) es que lo hizo en el 84' para ponérsela a Suárez con música, y que ese delantero desatado remontara el partido. Y aún tenía más este Messi que volvía de la lesión y decide jugarse un partido entero... Hubo caños y autopases en el 92', el día que el Inter vino al Camp Nou a hacer casi todo bien, y ciertamente lo hizo, hasta que a Messi y a Suárez les dio la gana. Esto es la Champions.