De ser el mejor de España en el Mundial a no contar absolutmente nada para su equipo. Así ha sido la evolución de Isco desde junio a esta parte, porque en poco más de seis meses el de Málaga ha pasado de ser pieza clave en el futuro Real Madrid y en la Selección de Luis Enrique a pasar al ostracismo con la llegada de Solari. Ante el Betis, y a pesar de todas las bajas, el argentino le ha dejado en el banquillo para sacar a Fede Valverde.

Incluso ha cambiado el sistema habitual, pasando al 3-5-2, para necesitar menos jugadores de ataque y así paliar mejor la ausencia de sus jugadores de confianza, confianza con la que Isco, por la razón que sea, no tiene para el entrenador argentino. De 17 partidos con él en el banquillo, tan solo ha sido titular en dos.

Un par de encuentros que además tenían trascendencia mínima para el Real Madrid. Uno de ellos, ante el Melilla en el Santiago Bernabéu en la vuelta de Copa cuando en la ida los blancos ganaron ya por 0-4. Isco marcó dos dianas. El otro, la hecatombe contra el CSKA en la Champions, con un 0-3 en contra y con no pocos jugadores señalados. La primera plaza de grupo ya estaba, eso sí, asegurada.

Quitando eso, todo banquillo. A veces incluso grada, como ante la Roma en Champions. Contra el Betis en Liga, y con todo para ser titular por las bajas de Bale, Asensio, Kroos, Llorente, Lucas Vázques y Mariano, y con Vinicius con gripe, Isco se queda en el banco, con cambio de sistema incluido por parte de Santiago Solari.

Largo va a ser este mes de enero de 2019, con el mercado de invierno más caliente que nunca para un Isco que cada vez está más claro que para Solari no cuenta. El de Málaga, cada vez más fuera del Bernabéu... salvo claro está cambio de entrenador en el banquillo del Real Madrid.