Ocho meses después de la salida de Ernesto Valverde, ocho meses después de la llegada de Quique Setién, el FC Barcelona finaliza la temporada sin ningún títulos… y lejos de haber firmado un buen juego, tal y como prometió el técnico a su llegada al Camp Nou.

Josep María Bartomeu tomó la decisión de fulminar a Valverde a pesar del liderato en LaLiga y del primer puesto en la fase de grupos de la Champions League. Quería más, en concreto recuperar ese juego de toque que había sido sello de identidad de los azulgranas. Justo lo que prometía Setién. Pero la realidad ha sido muy distinta.

El Barcelona no tuvo el control del juego en ningún momento del choque ante el Bayern Munich. Su único gol, de hecho, llegó por un error de Alaba en defensa. Los contragolpes, siempre dirigidos por Leo Messi, fueron su gran arma ofensiva.

La realidad es que los pesos pesados de la plantilla y el cuerpo técnico no han llegado a conectar. Los desplantes de Messi a Eder Sarabia, segundo entrenador, han sido constantes en las pausas de hidratación. El argentino ‘pasaba’ de las indicaciones de Sarabia. Y no ha sido el único. También se han visto gestos de otros futbolistas como Ivan Rakitic. "Yo tampoco era un jugador fácil", justificó Setién tras una de esas llamativas imágenes.

Más allá de la relación en el vestuario, el entrenador cántabro no ha consumado aquello que prometió: "jugar bien". Así lo afirmó, rotundo, en su presentación y ni mucho menos lo ha cumplido. Este Barça tiene menos posesión que nunca y basa todo su peligro en las conducciones de un Messi que parece agotado.

¿Ha sido el partido ante el Bayern el último de Quique Setién en el banquillo culé? Josep María Bartomeu tiene ahora la palabra. Su gran deseo, colocar a Xavi Hernández como entrenador, ha pedido paciencia. Pero el FC Barcelona parece no tener tiempo.