Ronaldinho siempre ha sido un jugador especial. El brasileño, que acaba de salir bajo fianza de la cárcel, dejó huella en su paso por el Querétaro mexicano por su fútbol y también por sus lunes. "Nunca se entrenaba ese día", dice Patricio Rubio, ex del club azteca en palabras a una televisión del país.

"Los lunes él estaba en la playa. Nunca le vi entrenarse ese día. Volvía los martes. Era un crack", afirma.

Y es que Ronaldinho tenía sus propios planes los lunes: "En cuanto se acababa el partido cogía un avión privado para irse a Cancún o Playa del Carmen".

Los demás jugadores sí estaban citados los lunes, después del partido que el Querétaro jugaba en casa los viernes. "Cada equipo tenía su propio calendario", afirma el ahora jugador del Everton chileno.

Lo cierto es que Ronaldinho no está pasando por su momento más feliz. El brasileño acaba de salir de la cárcel bajo fianza y ahora se encuentra bajo arresto domiciliario en Asunción, después de estar acusado por un caso de pasaportes falsos junto a su hermano Roberto.

El que fuera Balón de Oro en 2005 ha pasado de levantar al Santiago Bernabéu jugando en el Barça a echar pachangas en la prisión, e incluso a perder algún encuentro de futvoley con un ladrón y un asesino.

El brasileño, tras su paso por Europa en PSG, Barcelona y Milan, volvió a Brasil en 2011 para jugar en el Querétaro en la 2014-15. Y para, según su compañero, visitar unas buenas playas los lunes.