Revolución era la palabra que más se escuchaba cuando llegó el 2-8 en Lisboa. Cuando el Barcelona tocó fondo ante el Bayern de Múnich. Cuando, tras eso, había que cambiar a medio equipo. Contra el Villarreal, en el primer partido oficial tras la debacle lisboeta, repitieron siete de los once... pero había algo diferente. Porque estaba Ansu Fati.

Porque él la verdadera revolución azulgrana. La que plantea Ronald Koeman. El que debe liderar ese cambio generacional en un futuro del que él ya es presente. Quién sabe si será esta su temporada pero si repite lo mostrado ante los amarillos y también con España puede ser claramente el curso de su explosión.

Sus cualidades están ahí. Velocidad, rapidez, dribbling, descaro... y también remate, disparo, puntería y saber estar. Tiene todo lo que posee un jugador joven y también muchas, muchísimas cosas, de alguien que lleva años jugando al máximo nivel.

Así se explica la tremenda calidad mostrada en sus dos goles. Cualquier otro, en su primer tanto, habría pegado un zapatazo sinsentido que a saber a dónde habría mandado el balón. Él no. Él, de primeras, puso un interior perfecto con la derecha. Suave, pero potente. Asenjo no pudo hacer nada.

El palentino le sufrió de nuevo tres minutos después. El internacional español se plantó ante él después de un pase de Lenglet y, en el mano a mano, lo mismo. Sabía dónde mandar el disparo para enjaular el balón en las redes.

Otros, en esos momentos, se pierden. Se les baja el telón. Se equivocan y terminan mandado el cuero o al muñeco o lejos de las mallas. Ansu Fati no. Ansu Fati, a sus 17 años, sigue demostrando que la puntería no es su punto débil.

Ni el regate. Ansu Fati se la hizo, otra vez, a Mario Gaspar en el penalti que supuso el 3-0 de Lionel Messi. De un sonriente Lionel Messi que podría ser que viendo al chaval que tiene al lado descanse más tranquilo y su preocupación por los títulos sea menor. Porque ahí hay jugador. Hay mucho jugador.

Que luce más todavía con un futbolista como Philippe Coutinho. Koeman lo ha entendido, cada jugador es mejor jugando en su posición. El brasileño, en su puesto, ha estado espectacular. El sistema, perfecto para él y para otro como, por ejemplo, Frenkie de Jong. El 4-2-3-1 le sienta como un guante al Barça.

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