El Mejor Equipo del Mundo. Eso es lo que simboliza el escudo que lleva el Real Madrid en la zona derecha de la camiseta. Y cuando llevas el Mejor Equipo del Mundo no hay excusas. Ni las bajas, ni que tengas descansando al Balón de Oro cuando todo un Sevilla visita el Bernabéu. No solo no hubo excusas, sino que lo que hubo sobre el verde del Paseo de La Castellana fue un repaso madridista al equipo de Sampaoli para mostrar la misma o más fuerza que la mostrada antes de las vacaciones. Para ganar por 3-0 y dejar casi sentenciada una eliminatoria que, a priori, parecía igualada cuando ambas bolas salieron juntas en el sorteo.
Pero, al menos de momento, no. Por la vía rápida. Así solventó el Real Madrid el primero de sus dos partidos de Copa que tendrá ante el Sevilla. Sí, había muchas bajas y otros descansaron, pero los que salieron vestidos de blanco estaban igual o más enchufados que los más habituales. Sin relajación, sin dejar respirar a su rival ni un solo instante. Sin opción a cualquier acción sevillista en el Bernabéu. Los de Sampaoli, maniatados, no sabían qué hacer con la pelota, y cuando hacían algo era malo para sus intereses y bueno para los del Real Madrid.
Era cuestión de tiempo que llegara el primero. Llegó como tenía que llegar. El Sevilla, en el enésimo intento estéril por sacar el balón jugado, perdió el cuero. N'Zonzi, flojísimo en el encuentro, no vio venir al tren expreso Casemiro. El medio le robó la cartera con facilidad y se la dio a un James que, con el interior y colocando, puso el cuero lejos del alcance de Sergio Rico.
Merecido premio a un Real Madrid que bailaba al son de Luka Modric y al de una intensísima presión. Lejos de reaccionar, los sevillistas seguían a verlas venir y lo vieron de lujo en un saque de esquina. Con una dudosa decisión de Mateu Lahoz de fondo, Varane marcó de cabeza el 2-0 para deleite del Bernabéu. Antes del descanso llegaría el tercero, tras un inexistente penalti que James se encargó de convertir.
El Sevilla parecía que no iba perdiendo 3-0. No mostraron nada en la primera parte salvo un de acciones aisladas, y claras, para marcar. Y no mostraron tampoco nada en la segunda. Como si no fuera con ellos, pensando bien en no llevarse otro para dejar algo vivo de cara a la vuelta, o bien pensando en que no podían. La idea de sacar el balón jugado siguió, y el Real Madrid vivía tranquilo y siendo superior en todo a un rival que quizá tenía la posesión... pero que veía irse el partido con cada minuto que pasaba.
Y mientras, Casilla vivía tranquilo. Y el Santiago Bernabéu disfrutaba de una excelsa y tranquila victoria ante todo un Sevilla para cerrar, prácticamente y salvo histórica remontada, su pase a cuartos de final. Todos felices en la casa blanca, luciendo el escudo de Mejor Equipo del Mundo tras su victoria en Yokohama ante el Kashima. La vida sigue igual para Zidane y compañía.