Alerta roja en el Real Madrid. Ni juega, ni marca, ni gana... ni transmite sensación de equipo grande. Cuatro son los partidos ya que lleva sin vencer. Cuatro son los que lleva ya sin marcar. Cuatro son los encuentros en los que los blancos acaban con caras largas. El Alavés ha logrado un más que merecido triunfo frente a un equipo en depresión que tiene una alamante falta de gol y que se va al parón de selecciones de la peor forma posible.

Y es que no solo se van perdiendo, sino que además es una derrota que, viendo cómo fue el encuentro, es justa. El Real Madrid salió eso sí enchufadísimo, con unos primeros 20 minutos que para nada hacían presagiar lo que iba a llegar después. Disparando a puerta, con Ceballos exigiendo a Pacheco, y viviendo casi de forma constante en la portería vasca. Solo Calleri, en unas acciones con Ramos en las que el camero bien pudo irse a vestuarios antes del cuarto de hora por doble amarilla, inquietaba algo en defensa a los blancos.

Pero sin motivo aparente el Real Madrid se vino abajo. Podría ser por cansancio por la Champions, pero si las fuerzas empiezan a flojear a los 20 minutos algo pasa. El Alavés creció, empequeñeció a los de Lopetegui y se hizo dueño y señor del partido y puso contra las cuerdas al trece veces campeón de Europa. Bien pudieron irse perdiendo ya antes del descanso, pero Varane sacó en la misma línea de gol un remate de Calleri.

Lo peor es que en ataque no generaban absolutamente nada de peligro. Y no, no es por Benzema. El galo se fue tras el descanso para que entrara un Mariano que tan solo realizó una acción individual en la que le sobró un recorte. Sin Casemiro, y con Asensio, y con Vinicius y sin un Bale que se marchó tocado, el Alavés comenzó a encontrar autopistas ante un equipo que no cerraba líneas. Por la izquierda y por la derecha. La de Odriozola. Jony encaró a Courtois y su disparo se fue fuera por muy poco.

Ya el Alavés estaba avisando a un rival, a un Real Madrid, que no dio indicios de ser ni mucho menos el gran Real Madrid. Es verdad, la ausencia de Cristiano se nota, pero el poder blanco es más que suficiente como para tener garantías de sobra en caso de que tu estrella decida emprender otro camino. De momento, esas garantías no están cumpliendo. Asensio irrelevante. Benzema, de regreso a su versión fantasma. Bale, irregular y de cristal. Mariano, de adaptación. Y Vinicius aun no es más que un niño.

No como Courtois, que ya con esta es la cuarta temporada en LaLiga si se cuentan las tres del Atlético. El mejor portero del Mundial se comió el corner que botó el Alavés en el descuento y que, tras hacer lo posible para rechazar el cuero, terminó metiendo Manu García en las mallas. No había tiempo para otra cosa que fue celebrar el gol.

Tras eso, pitido final y aviso de que el Real Madrid no solo está en crisis sino que también esta deprimido. Cuatro partidos, cuatro, sin ganar. Sin marcar. Sin saber qué se siente al celebrar un gol. Y mientras, el Alavés está de fiesta. Por la victoria, por vencer a un adversario al que hacía 88 años no ganaban en casa en Liga... y porque son colíderes del campeonato.