Ganar. Ese es el estilo del Real Madrid. Ganar como sea. Ganar estando ordenados atrás. Ganar saliendo a la contra. Ganar defendiendo. Ganar atacando de manera vertical. Ganar tocando. Y ganar es lo que hacen. Es lo que llevan haciendo, salvo en dos ocasiones, en toda esta temporada. Ante el Barça, victoria. Victoria por 3-1 en un Clásico en el que supieron ver las debilidades de los culés para llevarse los tres puntos del Santiago Bernabéu.

Porque de eso se trata. Sea tocando, o sea esperando el momento adecuado, lo que cuenta cuando la temporada termina son las victorias. El Real Madrid sabe ganar. Sabe cómo ganar. Sabe qué ha de hacer para que los triunfos vayan sumando en su casillero. Saben hacer eso, y otras muchas cosas bien. Porque su registro es, simplemente, ganar.

Y ganaron. Ganaron como saben. Aprovechando sus virtudes, que son muchas, y también las debilidades del rival. Unas que también son numerosas. Porque el Barça hace aguas en defensa. Con un ataque escaso de fluidez, en especial por la poca velocidad que imprimió Busquets al juego culé a la hora de atacar, el Real Madrid tan solo tenía que aguardar y esperar su momento.

Kroos deja por los suelos a Busquets

Llegó pronto. Gracias a Kroos, a Vinicius y a Karim Benzema.El francés aprovechó una sucesión de malas decisiones atrás de un Barça partido en dos para batir a Ter Stegen y poner el viento a favor del equipo de Ancelotti. A pesar de que será el galo quien salga en las fotos celebrando en primer plano hay que destacar a otro jugador en dicha acción.

También en todo El Clásico, porque la lección que dio don Toni ante el Barça fue, simplemente, para estudiar en las escuelas de fútbol. El alemán dejó tirado a Busquets por empuje, potencia, aceleración, velocidad y fe, y sirvió a un Vinicius que tenía toda la banda para él. Fue su primera clase, pero en cada control y en cada toque había algo que hace de Kroos uno de los mejores mediocentros del mundo junto a Luka Modric.

Valverde noquea la esperanza del Barça

En mediocampo, el Real Madrid era superior. Y en las áreas, igual. Cuando mejor estaba el Barça, al menos en el aspecto ofensivo, de nuevo la defensa sacó a relucir todos sus defectos. Vinicius estaba completamente solo ante los cuatro defensas de Xavi. Recularon, y dieron tiempo a la segunda línea a llegar. Valverde, desde la frontal, sacó un latigazo para el 2-0.

Se estaba gustando el equipo de Ancelotti, y ese zarpazo noqueó esa ilusión del Barça para empatar en el Santiago Bernabéu. Benzema marcó de nuevo, pero su gol no subió al luminoso por fuera de juego. Sí, demasiado se estaba gustando el equipo de Ancelotti. Tanto que se veían risitas en Mendy y en Alaba. Y por poco esas sonrisas no se tornaron en cabezas agachadas.

Sin Busquets, otro Barça

Xavi revolucionó el equipo. Quitó a Busquets, superadísimo en todo el partido, y sacó a Gavi. Fundamental más que él fue Ansu Fati. El español fue un puñal por el ataque. Sentó a Valverde, la puso en el área y Ferran Torres batió a Lunin.

Quedaban unos diez minutos, y el propio Ansu volvió a poner el 'uy' en el Bernabéu. Sin embargo, otra vez, cuando parecía que el empate estaba cerca llegó Rodrygo para forzar un penalti en el 91 y batir a Ter Stegen. Eric García se comió el recorte y pisó al brasileño.

Ganar, el estilo del Real Madrid

No hubo tiempo para más en El Clásico. El Real Madrid se llevó los tres puntos ante el equipo de Xavi, hurgando en la herida culé de la Champions League y destacándose como líder en solitario de LaLiga. Y es que el estilo de Ancelotti, el estilo del equipo blanco, es simplemente ganar.