En esta Liga extraña, una Liga marcada por el coronavirus, el más regular fue el Real Madrid, proclamado campeón en la noche de este jueves después de vencer en el Alfredo Di Stéfano al Villarreal. Imperial. Sólido. Así se ha mostrado desde el regreso del fútbol.

El cuadro blanco dependía de sí mismo, ignorando lo que a la misma hora se jugaba en el Camp Nou, donde FC Barcelona trataba de alargar al menos unos días más el alirón. Pero todo dependía del electrónico de Valdebebas. Y el Madrid no falló. Como tantas veces este curso. Un equipo fiable, muy fiable.

Y mucha culpa de esa fiabilidad la tiene Karim Benzema. El delantero es el dueño y señor del ataque blanco. Y en el partido clave no volvió a fallar. Luka Modric, también con las pilas cargadas en este final de curso, aprovechó un error de la defensa amarilla para regalarle a Benzema el tanto. Él mismo sería el encargado de sentenciar de penalti (2-1).

El pitido del colegiado desencadenó el éxtasis. Con trofeo incluido. La RFEF se encargó de trasladarlo hasta Valdebebas ante la posibilidad de que tuviera que ser utilizado. Y así fue. Una celebración atípica, sin aficionados en las gradas. Unos aficionados que seguro celebrarán desde su casa este ansiado título. El club pidió en un comunicado oficial que no acudieran a Cibeles.

Pleno tras el confinamiento

El Real Madrid volvió como una moto tras el confinamiento. El propio Zinedine Zidane lo reconoció hace días: "Vi algo tras el parón…". Y lo que pudo presenciar fue a un equipo metido, que ha hecho pagar al Barça sus pecados en forma de tropiezos.

Son diez triunfos consecutivos tras el parón. Pleno. 30 puntos íntegros para un equipo que ha repetido la filosofía de la última Liga, la de la temporada 2016/17. Entonces el técnico galo tiró de rotaciones en cada jornada, sorprendiendo con sus alineaciones, casi indescifrables en la previa. Y así volvió a ser.

Solidez defensiva

Con menos pegada, sin las décenas de goles de Cristiano Ronaldo, el cuadro de Chamartín ha sabido reinventarse. La faceta defensiva dio un paso adelante fundamental: solo cuatro goles encajados en los últimos diez encuentros.

Y es aquí donde asoma la figura de Sergio Ramos. El capitán ha sido fundamental (y no solo por su faceta goleadora, diez tantos). Culpable del muro que han levantado los de Zidane junto a un Thibaut Courtois de dulce, habiendo dejado atrás las críticas del año pasado.

Sin su gran estrella

Y todo ello casi sin la participación del gran fichaje del verano. Eden Hazard, 100 millones de euros mediante, ha completado un curso muy irregular. Continuas lesiones le han impedido mostrar esas cualidades por las que el Real Madrid decidió convertirle en el galáctico del verano.

El belga, con solo un tanto en su casillero de LaLiga, ha pasado desapercibido en sus primeros meses vestido de blanco. Aun así, el Zidane no ha parado de confiar en su fútbol. Este jueves, en el duelo clave ante el Villarreal, volvió a la titularidad. Y dejó algunos detalles, sobre todo en la primera mitad.

El Real Madrid no necesitó de su gran fichaje para llevarse al bolsillo otro título de Liga. El segundo que Sergio Ramos alza al cielo desde que ejerce como capitán.