Quién iba a pensar que cerca de un río se podría llegar a ver un tsunami. En el Calderón lo hubo, al menos metafóricamente hablando, y lo sufrió el Granada, que se llevó una brutal paliza a manos de un Atlético excelso que por momentos rozó la perfección. Los rojiblancos abusaron de un rival que comenzó ganando y que acabó llevándose una goleada, que se terminó por llevar un 7-1 en un encuentro en el que Carrasco anotó un 'hat trick' para dirigir la fiesta y para afrontar con la mayor de las sonrisas el duelo Champions ante el Rostov en Rusia.

Y eso que el inicio no invitaba a la esperanza. No tanto por el golazo de Isaac Cuenca, uno de esos que levantan a la hinchada y que es desde ya de los mejores de la Liga, sino porque la táctica de Simeone, con un 4-4-2 con Correa y Carrasco, dos hombres de clara tendencia ofensiva, no estaba dando resultados. La bien cerrada zaga del Granada hizo que los cuatro atacantes rojiblancos se topasen con un muro, y el gol invitaba a un mayor cerrojazo.

El Granada despertó a la bestia

Pero si lo hubo no se notó. El Atlético no acusó el golpe, ni el par de saques de esquina que lanzó el Granada tras el 0-1. El dominio rojiblanco fue total y absoluto, y solo era cuestión de tiempo que los nazaríes se llevasen el primero. La banda izquierda, la de Gabriel Silva, era una autopista para Juanfran, y al final lo que tenía que pasar acabó pasando. Saque de esquina, error clamoroso de Ochoa, uno más este curso, y Carrasco empala el cuero a la red. Empate y calma en el Día de las Peñas del Calderón.

La fiesta acababa de empezar, porque Yannick hizo el 2-1 antes del descanso para asegurar una victoria que tras la reanudación fue más bien el 'a ver cuántos le caen al Granada'. Porque la segunda parte fue un escándalo, una exhibición de fútbol y un mensaje a aquellos que dicen eso de 'el Atlético no juega bien'. El Atlético jugó bien, jugó a ganar, a golear y a deleitar a su afición y a todo aquel que disfrute del juego de ataque y combinativo. Que les guste eso de querer siempre más y más.

El 3-1 llegó. Otra vez de Carrasco. Y otra vez Griezmann, porque si Yannick marcó fue gracias a la galopada por la diestra del francés. El 7 sirvió el cuero al medio y ahí estaba el belga. Y también Gameiro, a quien el 10 le debió pegar un buen grito para que no interviniera y así poder taladrar al Memo Ochoa. Se marchó Kevin al banquillo, entró Gaitán, y en el primer balón que tocó Nico hizo el cuarto. Y acto seguido el quinto. Y así se comprueba que el Cholo tiene mucho donde elegir cuando se da la vuelta a mirar a sus 'suplentes'.

Porque 'suplentes' en el Atleti hay pocos, si es que los hay. Correa, otro de los que se podría calificar como tal, hizo el sexto con un señor gol con un disparo desde la frontal. Para terminar con la fiesta, y con el desastre del Granada, Tiago, que salió también desde ese banquillo de 'suplentes', hizo el 7-1 y volvió a sonreir tras la grave lesión de rodilla sufrida la pasada temporada. Pudo caer otro más, pero Torres no acertó en una jugada individual dentro del área pequeña.

Este Atleti es favorito a todo

Fue un rodillo imparable el Atlético ante el Granada. Sobre todo en una segunda parte en la que quedó claro por qué los rojiblancos son candidatos a todo esta temporada. Lo son por dominar el fútbol defensivo, por dominar el fútbol ofensivo y por la enorme profundidad de banquillo que tienen. Y lo son también porque a pesar de empezar perdiendo no solo le dieron la vuelta a la tortilla sino que cocinaron uno de los mejores platos posibles. La fiesta se ha instalado en el Vicente Calderón, y los chicos de Simeone están tocando música de la buena.