Ya lo advirtió Thierry Henry en la previa de la final de la Champions League entre Real Madrid y Liverpool: "Créeme, no quieres estar en Saint-Denis. No es lo mismo que París. Créeme". Y qué razón tenía el histórico exfutbolista francés.

En los aledaños del estadio que acogió el encuentro se vivieron momentos de tensión, miedo y violencia. Cargas policiales, gas pimienta, tornos bloqueados, individuos saltando las vallas, servicios médicos desbordados... un auténtico caos en la ciudad que dentro de dos años será sede olímpica.

'El Chiringuito' vivió en directo el infierno de Saint-Denis: "Terrible. Podríamos estar hablando de una tragedia. Sucedieron cosas muy graves. Varias personas tuvieron que ser reanimadas".

Todo ello desembocó en la final de la UEFA Champions League, retrasada. Sí, una afirmación de esas que no se suelen leer pero que se leyó porque fue lo que sucedió en el partido que disputan Real Madrid y Liverpool en el Stade de France de París.

El motivo, un problema de seguridad en el exterior del campo de la capital de Francia. Allí, en la puerta Z, decenas de miles de aficionados del Liverpool se amontonaban al lado de un acceso que no se abría, y que provocó la ira de la afición 'red'.

Supuestamente, en esa zona ya se debía acceder con entrada, algo que a saber si todos cumplieron viendo la inmensa cantidad de gente que había fuera del Stade de France.

La decisión de la organización fue retrasar el encuentro durante 15 minutos, viendo que el campo estaba lejos de llenarse en cuanto a la grada del Liverpool. El fondo del Real Madrid, a reventar.

En el de los ingleses, menos asientos que gente había fuera esperando. La puerta Z, cerrada por a saber cuántos aficionados intentando acceder al recinto sin entrada. Todos, intentando colarse al campo. Todo el protocolo y la organización previa al envite se fueron al traste.

Sonó el himno del Liverpool, pero no el del Real Madrid. La actuación previa al encuentro, igualmente retrasada. Y los jugadores esperando pacientes en vestuario a poder saltar al verde después de hacer el ejercicio de calentamiento.

Todo por un problema de seguridad, que obligó a retrasar el encuentro primero un cuarto de hora y luego una vez más sin tiempo determinado.