Argentina venció en penaltis a Francia y consiguió su tercer Mundial. La alegría argentina fue inmensa, pero para que haya un ganador tiene que haber un perdedor. Y la derrotada fue Francia, representada por un Kylian Mbappé que acabó devastado en el banquillo tras perder.

El delantero francés hizo todo lo posible para sumar su segunda Copa del Mundo y la tercera para Francia. Y eso pese a una primera parte muy floja del jugador del París Saint-Germain. En los primeros 45 minutos, Mbappé perdió 11 balones y no realizó ningún disparo.

Sin embargo, revirtió la situación. Tardó, pero llegó. Tras el penalti cometido sobre Kolo Muani, Mbappé anotó desde los 11 metros. Y solo un minuto después, cruzó su disparo imposible para Emiliano Martínez e igualó el encuentro. Dos tantos en dos minutos.

En la prórroga se volvió a adelantar Argentina, pero la respuesta del francés no se hizo esperar. Otra vez de penalti, superó al 'Dibu' por segunda ocasión y envió el partido a la tanda de penaltis.

Y allí decidió tirar el primero, con toda la presión. Y por tercera vez, ante un experto en penas máximas como Emi Martínez, anotó. No obstante, fallaron Coman y Tchouameni y el Mundial puso rumbo a Argentina.

Había metido un hat-trick, había ganado el trofeo a máximo goleador del Mundial, pero fue en vano. Mbappé no pudo con Argentina y acabó devastado. La imagen de la derrota es él, tirado en el banquillo y mirando a la nada, seguramente pensando en la oportunidad que acababa de perder.