El foco de la polémica se centra en Neymar, una vez más. En Brasil, un país que ya suma 190.000 muertos y 7,5 millones de infectados por coronavirus, el jugador del PSG ha organizado una macrofiesta por la que pasarán en torno a 500 personas, según desveló el diario 'O Globo'.

El festejo, que arrancó en Nochebuena y se postergará hasta Año Nuevo, se celebra en una mansión en Mangaratiba, en Río de Janeiro.

Con el objetivo de molestar lo menos posible a sus vecinos, Neymar construyó una discoteca subterránea con protección acústica para aislar el ruido.

A su vez, para que no baje el 'ritmo' y así entretener a sus centenares de invitados, el extremo del París Saint-Germain contrató una banda.

La única condición que ha impuesto el brasileño es la absoluta y total prohibición del uso de teléfonos móviles, con el objetivo de que no trasciendan imágenes de un evento en el que, presumiblemente, se antoja difícil pensar que las mascarillas y distancias de seguridad no brillarán por su ausencia.