De 2010 a 2013, cuando apenas había pasado un año desde que un jovencísimo Karim Benzema aterrizase en Madrid procedente de Lyon a cambio de 35 millones de euros, Jose Mourinho se hizo con las riendas del Real Madrid y de la carrera del delantero francés.

Entonces, el '9' era el "gato", como le llamó el técnico luso, que supo jugar con Gonzalo Higuaín y con Benzema para mantener la máxima competencia en el ataque blanco.

13 años después de su fichaje, Karim se ha coronado como el mejor jugador del mundo al ganar el Balón de Oro, y en la gala no pudo faltar el que fuera uno de sus mentores y una de las personas más importantes en la carrera del ariete, Jose Mourinho.

"Karim es una gran persona, un tipo de equipo. No está obsesionado consigo mismo, no está obsesionado con el Balón de Oro, no es un tipo obsesionado con marcar más goles que A, B o C. Simplemente es un tipo de equipo que hace mucho, de manera que el Balón de Oro se convierte en una consecuencia natural. Creo que es un tipo obsesionado con su equipo", explicó en declaraciones a 'L'Équipe'.

"Su Balón de Oro es la consecuencia natural de su gran desarrollo, más que el resultado de una obsesión personal", añadió Mourinho, que también incidió en la 'caña' que le dio a Benzema cuando le tuvo bajo sus órdenes.

"Cuando yo era su entrenador, era un futbolista con mucho talento, en busca de su identidad como jugador de altísimo nivel, con las ambiciones adecuadas y la condición física adecuada. Quería que creciera lo más rápido posible y fui duro con él, le corregí en todos los detallitos, el mínimo kilo de más y el mínimo minuto de retraso en el entrenamiento. No sé si influí en su desarrollo, solo él lo sabe, pero su carácter fortísimo le permitió progresar", señaló.

"Me alegro mucho por él. Desde hace cuatro o cinco años es un hombre, el jefe del equipo que responde en los momentos clave que hacen historia. Es un futbolista fenomenal en el máximo de su potencial, físico, mentales y tácticos", apuntó.

"Karim es un jugador polivalente. Si hubiera tres Karim en un equipo grande, jugarían todos: uno sería goleador, el otro líder, el último jugaría en el lateral izquierdo... Estoy muy contento porque a veces el Balón de Oro solo reconoce el talento puro. Allí corona tanto el talento individual como a un hombre que siempre ha defendido la esencia del fútbol: el colectivo", zanjó el entrenador de la Roma.