Hace una década, el Inter de Milán de José Mourinho se postuló como el mejor equipo de Europa. Los 'azzuros' se alzaron con la Serie A, la Coppa italiana y la Champions League.

Precisamente en la máxima competición de clubes a nivel continental, Mourinho llegó a coronarse tras eliminar al, por entonces, indomable Barcelona de Pep Guardiola.

Durante la vuelta de la eliminatoria en el Camp Nou, 'The Special One' protagonizó un curioso momento al acercarse a decirle algo al oído a Guardiola mientras este le daba instrucciones a Zlatan Ibrahimovic. Ahora, en una entrevista concedida a 'La Gazzetta dello Sport', Mourinho ha revelado qué le dijo al técnico catalán.

"Cuando Busquets cae casi noqueado, yo estaba en diagonal entre nuestro banquillo, el suyo y el sitio donde Motta es expulsado. Por el rabillo del ojo vi al banquillo del Barcelona celebrándolo como si ya hubieran ganado y a Guardiola llamando a Ibra para hablar de táctica en 11 contra 10. Yo solo le dije: 'No montéis la fiesta, que el partido no se ha terminado'", explicó el luso.

Sergio Busquets y Thiago Motta en el momento clave de la semifinal entre Barcelona e Inter

Además, sobre las críticas que le tacharon de 'amarrategui' por defender con uñas y dientes el 3-1 de la ida, el entrenador afirmó: "El partido emblemático del Mourinho defensivo fue el Camp Nou pero el Barcelona perdió 3-1 en San Siro y nos habíamos ganado el derecho de jugar contra ellos como quisiéramos. Además, si Pandev no se hubiera lesionado en el calentamiento, habríamos jugado con él, Sneijder, Eto'o y Milito".

"En las gradas tienes tiempo para vivir el drama. Al límite puedes rezar pero en el campo tienes que encontrar soluciones. Esta fue la derrota más maravillosa de mi carrera: no perdimos 1-0, ganamos 3-2 en condiciones épicas", añadió.

Justo tras este partido, tal y como él mismo afirma, decidió que ficharía por el Madrid: "Lo decidí después de la semifinal contra el Barcelona porque sabía que iba a ganar la Champions. Moratti lo supo sin necesidad de hablar. Nuestro abrazo en el campo le hizo entender qué era lo que quería. Me dijo: 'Después de esto, tienes derecho a irte'. Era mi derecho para hacer lo que quería, no a ser feliz. De hecho, era más feliz en Milán que en Madrid".