Xavi Hernández sabe lo que es estar en un Barça en crisis. Estuvo como jugador, y ahora le toca estar como entrenador. En el primer caso, la clave estaba en La Masía... y en este segundo, quizá también. Ante el Elche, por ejemplo, fueron los chavales los que sostuvieron a un equipo que casi vuelve a dejarse dos puntos en el Camp Nou.

Porque faltó poco, muy poco, para que el Barça se fuera con una sensación de vacío ante su propio público. Porque el Elche, con dos acciones en dos minutos, igualó en un pestañeo el 2-0 que hasta ese momento lucía en el luminoso. Fueron Tete Morente y Pere Milla los encargados de retratar a un equipo culé que, afortunadamente, tiene talento.

Y lo tiene en casa. Xavi lo sabe, y como lo sabe y sabe también qué es estar en formación en la cantera culé tiene la mano más que abierta para la 'chavalería'. Si Ilias tuvo su turno, en esta ocasión ha sido Ferran Jutglà el que ha tenido ocasión de vestir la zamarra azulgrana.

Jutglà responde a la confianza de Xavi

El chaval ha respondido con creces. Marcó a los tres minutos, pero su gol fue anulado por fuera de juego. Luego ya no habría opción posible a quitar el tanto que logró a la salida de un córner.

Se movió por el área en el lanzamiento con soltura para, con la testa, batir a Edgar Badía tras imponerse en el aire a los zagueros ilicitanos para abrir el marcador del Barça.

Al instante, Gavi. El joven, en quien hay puestas muchas esperanzas tanto en su club como en la Selección, puso el segundo en un par de minutos para dar tranquilidad a un equipo que está claro que necesita confianza.

Nico, a escena

Y que casi se hunde con el empate del Elche. Sin embargo, Xavi hizo lo que a veces hay que hacer. Leyó bien el partido para, en vez de acumular gente arriba ante una defensa cerrada por completo, poner a un jugador que llegase de segunda línea. Nico por Jutglá... y también marcó.

Jugada por la izquierda, dejada atrás y disparo desde el punto de penalti del joven jugador culé para poner el tercero y dejar los tres puntos en Barcelona.

Entre tanta desesperanza hay un rayo de luz en el Barça. Como suele ser habitual, dicho rayo de luz está en su propia casa. Está en La Masía.