El estadio brasileño Maracaná, sede de la final del Mundial de fútbol de 2014 y de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de 2016, se sumió en la oscuridad después de que la electricidad fuera cortada debido al impago de las tres últimas facturas.

"La luz ha sido cortada en Maracaná esta mañana. Las cuentas están atrasadas desde octubre", dijo un comunicado la compañía eléctrica. La deuda total es de 3 millones de reales (880.000 euros) además de 935.000 euros generados tras el consorcio liderado por la constructora Odebrecht.

Otros 935.000 euros adeudados provienen de los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando el control del estadio estaba bajo el Comité Organizador de la cita. El estadio está inutilizado, abandonado y el último partido que se celebró fue en diciembre pasado con motivo de un encuentro solidario organizado por Neymar, Zico y otros futbolistas y exfutbolistas brasileños.

El consorcio Odebrecht denunció el deterioro del estadio antes de recuperar su cuidado señalando al comité organizador como culpable de su situación. Por su parte, el comité reconoció que a Maracaná le hacen falta "una serie de arreglos". El estadio presenta un césped amarillento e instalaciones en muy mal estado.