Sufrir. El término que resume el partido de cualquier rival del Bayern Munich. No fue menos el Sevilla, hexacampeón de la Europa League, en la final de la Supercopa de Europa. Se puso por delante nada más arrancar tras un penalti a Ivan Rakitic, que regresó a la capital andaluza en este mismo verano, pero no aguantó los empujes constantes del cuadro alemán. Un rival imparable desde hace meses. Y un rival con un portero que marca diferencias: Manuel Neuer.
Un triplete y una Supercopa de Europa. Ese es el palmarés de este Bayern Munich en apenas medio año. Casi nada. Un equipo con un fútbol que parece haberse distanciado a años luz del resto. No de este Sevilla, que nada tuvo que ver con el Barça en aquella noche del 8-2, pero que no logró la machada.
La intensidad caracteriza a este equipo de Julen Lopetegui, también acelerado en la zona técnica. La del Puskas Arena, enorme, se le quedaba pequeña al técnico vasco. Se desgañitaba en cada acción, corrigiendo a los suyos y dándoles ánimos.
Diego Ocampos adelantó a los sevillistas con un tanto de penalti y Leon Goretzka igualó el marcador en el minuto 34. Tras eso, llegadas continuas y hasta dos tantos anulados para el campeón de la Bundesliga. Una apisonadora que, eso sí, no encontraba grietas en la defensa ideada por Lopetegui.
Un mano a mano decisivo
Por el camino Bono, que sigue de dulce tras su milagrosa actuación en varios partidos de la Europa League, le sacó un mano a mano a Robert Lewandowski. Youssef En-Nesyri, en un mano a mano agónico ante Manuel Neuer, no pudo regalar la segunda Supercopa al Sevilla. Todo hacía indicar que la prórroga dictaría sentencia. Y así fue.
Y Neuer volvió a aparecer en el tiempo extra. Esta vez con el pie. De nuevo contra En-Nesyri. Su despeje provocó que la pelota golpeara en el palo. Otro milagro del guardameta.
Pero en la portería contraria el Bayern no perdonó. Y fue un español el que sentenció al campeón de la Europa League: Javi Martínez. Cuando se alcanzaba el descanso de la prórroga el mediocentro, que acababa de saltar al campo, sentenció el partido.
Neuer, con dos paradas decisivas; y Javi Martínez, con una aparición crucial, regaló la segunda Supercopa de Europa de su historia para el Bayern. El equipo más en forma del mundo.