El Leicester perdió en Bournemouth (1-0) y regresó a la cruda realidad que esta temporada vive en la Premier, instalado cerca de los puestos de descenso incapaz de enderezar su situación.
El conjunto del italiano Claudio Rainieri tiene dos caras en el curso. La imagen europea, que le ha llevado con autoridad a los octavos de final de la Liga de Campeones, y la de la competición inglesa, donde languidece.
El Leicester, que el pasado fin de semana recuperó ante el Manchester City su mejor cara y ganó por 4-2, no fue capaz de mantener es nivel y cayó ante un adversario fuerte en su estadio y frágil a domicilio.
Aprovechó el Bournemouth su condición de local para sumar tres puntos en Dean Court ante el rival del Sevilla en la Liga de Campeones. Al conjunto de Eddie Howe le bastó con el acierto que encontró pasado la media hora de partido, cuando un balón rechazado llegó a los pies de Marc Pugh fuera del área. El jugador local remató fuera del alcance de Ron-Robert Zieler.
No encontró soluciones el equipo de Rainieri, que afrontó el choque con varios cambios en su once. El argelino Riyad Mahrez estuvo apagado y Jamie Vardy sin acierto en las escasas oportunidades que dispuso.
El Leicester, vigente campeón, lastra la mala racha de una sola victoria en siete partidos. Y tres derrotas en los cuatro compromisos recientes. Cuatro puntos le separan del Swansea, antepenúltimo, que marca los puestos de descenso.