El fútbol es cuestión de momentos. Si aprovechas el tuyo, ríes... y si no te pasa justamente lo contrario. El Real Madrid pasó de irse de Valencia con caras largas a recibir una enorme inyección de adrenalina con vistas al Clásico. Y todo gracias a una jugada de pinball que acabó metiendo Karim Benzema.

Ratón de área el francés, que ya avisó justo antes, en el minuto 93, de que un partido se acaba cuando el árbitro dice que se acaba. Bien lo saben los blancos, y también sus rivales (que se lo digan al Atlético). Sin embargo, el Valencia pecó de falta de concentración justo cuando más concetrados debían estar.

Courtois subió a rematar el córner, y lo remató. Rechazó Domenech, y de repente Garay hizo un taconazo-despeje absurdo que terminó con el balón en Karim Benzema. Lo único que tuvo que hacer es rematar con potencia para poner las tablas.

Para hacer que el Real Madrid llegue 'on fire' a un partido contra el Barcelona que coge a los blancos, y a Benzema, en un estado anímico excepcional. Porque no es lo mismo el que te empaten en el 94 que el empatar tú en dicho minuto. El resultado no varía, pero sí el éxtasis.

Y Karim ha dado ese punto extra que bien puede resultar decisivo en un encuentro como el que jugarán los madridistas en el Camp Nou. Con la igualdad por bandera, a priori, el espíritu puede ser fundamental... y ya se dijo en su día que el fútbol es un estado de ánimo.

Empatados a puntos llegan los dos conjuntos. Liderando, con 35, LaLiga y con la única diferencia en los dígitos de victorias, empates, derrotas y goles tanto a favor como en contra. El Camp Nou deshará las tablas, o las mantendrá y dará vida a los equipos que por detrás llegan.