El Atlético ha pasado de la euforia a un estado extraño de tristeza tras perder su segundo partido en LaLiga en diez meses. El Real Madrid fue su verdugo, y a pesar de que ser líderes de la competición depende de ellos parece que todas las bondades mostradas tanto en fútbol como en competitivad han quedado atrás.

Así pues, como siempre, si cuando se gana lo malo se tapa cuando se pierde todo sale a la luz. Entre esas cosas que se ven más están los cabreos, los mosqueos, las caritas y los gestos de los futbolistas sustituidos por Diego Simeone. Ante los blancos, le tocó el turno a Joao Félix.

El portugués se fue al banquillo antes de la hora de partido. Cambio extraño el suyo sin duda, pues el Atlético estaba empezando a encontrar el juego por dentro gracias a la entrada de Lemar. Cuando más parecía estar interviniendo o poder intervenir, Simeone decidió sacarle del verde para dar entrada a Saúl. Para meter músculo.

Y eso al joven 7, sin duda el futbolista de más talento del equipo, no le sentó bien. Se fue, con carita de pocos amigos, y evidenciando su monumental cabreo con patadas al aire.

Suárez, reincidente

Con él ya son tres los jugadores con cara larga en la silla tras poner rumbo al banquillo. Tres en menos de una semana, porque si nos vamos más allá en el tiempo hay que incluir a otros dos más.

Pero vamos con lo más 'actual'. Saúl Ñíguez y Luis Suárez se cabrearon y no precisamente poco tras ser sustituidos ante el Salzburgo. El uruguayo, que lleva tres partidos tras superar el coronavirus, no está acertado y a saber si ese cabreo era por el cambio o por su propia actuación personal.

Es reincidente, pues en el partido de la primera vuelta ante los austriacos también se enfadó muchísimo cuando le sacaron del campo con empate en el marcador. Al final de ambos encuentros, el Atlético ganó.

Marcos Llorente también se mosqueó de lo lindo cuando le cambiaron ante el Lokomotiv en el Metropolitano. El encuentro terminó en empate, pero las cámaras se centraron más en él que en lo que pasaba en el cuentro cuando se fue al banquillo.

Por último, claro está, Diego Costa. El de Lagarto fue sustituido por el propio Llorente en Anfield ante el Liverpool en un cambio finalmente acertado viendo lo que sucedió al final.

La competitividad es sana, pero...

Sin duda la competencia y las ganas de jugar y de participar de todos los jugadores, además de la sangre caliente de algunos de ellos, pueden explicar estas situaciones. Eso sí, todo con cierto control, pues para que uno entre otro ha de salir y quien se incorpora al campo también tiene el derecho, y el deber al ser su trabajo, de jugar.

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