"Puro talento". Así definió el Atlético la llegada de Joao Félix. Así le anunció. Y así le presentó. Así ha demostrado ser el portugués, y más lo ha hecho después de un partido ante Osasuna en el que cada vez que tocaba el balón hacía que hubiera que estar pendiente de qué iba a hacer. Le faltó el gol, y gasolina, pero el portugués es de esos que puede ser que sea hasta barato aún habiendo costado 127 millones de euros.

Porque tiene apenas 19 años y ya es capaz de echarse el equipo a la espalda. Es capaz de, a pesar de fallar y de recibir patada tras patada, no dejar de intentarlo y de tener esa picardía y esa diferencia que definen a los genios y que les diferencian del resto de los mortales. Si él entra en contacto con la pelota, la jugada mejora.

Y vaya si mejoraron muchas ante el cuadro de Jagoba. Al Atlético le costó arrancar pero Joao, moviéndose libre desde la posición que le llevó al Atlético y a ser el Golden Boy, empezó a disfrutar. Fue el mejor de su equipo en una primera parte en la que dejó un recital de caños, de regates, de habilidades y de controles.

Solo le faltó el gol. Estuvo cerca hasta en dos ocasiones. La primera, tras un pase en profundidad que buscó definir con la izquierda pero que se encontró con Herrera. La segunda, con un cabezazo que parecía a priori imposible y que terminó estrellándose contra el larguero. El arquero rojillo también tuvo algo que ver.

Además del festival de fútbol que se dio el portugués y que ofreció al Metropolitano, el 7 estuvo completamente metido en el partido y ejerciendo de líder en ataque de los suyos. Eso sí, sigue falto de gasolina y en la segunda parte se desfondó.

Fue cuando llegaron los goles del Atlético. Él, ya cansado, no participó en ninguna de las dianas y terminó yéndose al banquillo en el 81' por Mario Hermoso. El ex del Espanyol comenzó en el banquillo por la vuelta de Felipe pero tuvo minutos al término del duelo.

Necesita más fondo, pero a sus 19 años y en una Liga tan exigente como es la española Joao Félix está poniendo ese punto de picante que tanto gusta al aficionado. Está llamado a ser uno de los más grandes.