Todo eran sonrisas en Argentina cuando a los siete minutos de partido frente a Arabia Saudí, el VAR señalaba un dudoso penalti sobre Leandro Paredes que convertía con facilidad Leo Messi.

La albiceleste se adelantaba y parecía que iba a dejar visto para sentencia el partido antes del paso por vestuarios, pero de nuevo el VAR, muy activo en el primer acto, le anuló hasta tres tantos (uno a Messi y dos a Lautaro Martínez) a los de Scaloni.

Ya en la segunda parte, llegó la revolución de Arabia Saudí. En apenas cinco minutos después de que arrancaran los segundos 45, los del emirato voltearon el luminoso con goles de Saleh Al Shehri y Salem Al-Dawsari -este último, un auténtico golazo-.

A partir de ese momento, el combinado saudí replegó filas, cerró espacios y anuló el ataque argentino, bien por la eficacia de sus defensores, por el acierto del portero, Mohammed Al-Owa, o la falta de acierto de una mermada albiceleste en lo anímico.

Scaloni no dudó en señalar a sus defensores, haciendo hasta cuatro cambios antes del 60' con Cuti Romero, Leandro Paredes, Papu Gómez y Tagliafico fuera del verde.

El partido murió a orillas de la portería de Arabia Saudí en el 104', con grandes paradas del guardameta e incluso rechaces de la defensa en la línea de gol en una segunda mitad que rozó lo heroico para los asiáticos.

México y Polonia serán los próximos rivales de Argentina, que tras caer frente el que a priori era el rival más asequible del grupo, están obligados a ganar sí o sí los dos partidos que le restan. Es complicado, pero no imposible, y más teniendo a Messi. Eso sí, se espera una mejor actitud del '10', que ha ido de más a menos en el estreno de la albiceleste en Qatar.