La altura no importa, y mucho menos en el fútbol. Lo demostró España, ganando y ganando a todos cuantos se ponían por delante con un mítico mediocampo formado por los Silva, Iniesta y Xavi. Y lo ha demostrado Antoine Griezmann a lo largo de toda su carrera deportiva. Parece fácil apostar ahora por él, una vez que es campeón del mundo con Francia y acaba de fichar por el Barcelona, pero en sus inicios lo cierto es que muchos le dijeron 'no'.

Cómo se deben de estar arrepintiendo ahora de dicha decisión. Cómo tienen que estar sabiendo que el niño al que rechazaron ahora cuesta, según su cláusula 800 millones. Y sobre todo, cómo tienen que lamentar el por qué le rechazaron. Porque le dijeron 'no' por ser bajito, como lo era Rodrigo de niño en la cantera del Atlético. La diferencia es que Antoine sigue siendo bajito y el mediocentro ahora se acerca al 1,90.

Pero como anteriormente se dijo, la altura no importa. Y por suerte para el fútbol la Real Sociedad y sus ojeadores vieron algo más que un chaval chiquitín. Apostaron por él y se lo llevaron al País Vasco. A San Sebastián. A su segunda casa. O a su casa, porque muchas veces ha comentado que el castellano le sale más natural que el francés a la hora de hablar. Allí, en su cantera, ya apuntaba maneras. Y con los mayores se salió.

Fue parte de la Real Sociedad que logró el ascenso a Primera en la 2009-10. Más bien no solo fue parte, sino que fue pieza fundamental en ese equipo y eso que ni iba a formar parte de la primera plantilla. Probó en pretemporada, gustó y siguió. Finalista como mejor jugador de ese curso en Segunda, Antoine firmó su primer contrato como profesional antes de finalizar dicho curso.

Golazo en la Real antes de irse al Atleti

A partir de ahí, a volar desde la banda izquierda. Con Carlos Vela en ataque, el francés llevó a la Real Sociedad a jugar la Champions League en la temporada 2013-14. En la previa marcó un gol que a día de hoy sigue en la memoria de todos: una espectacular tijera que dejó anonadado al portero del Olympique de Lyon. Sería esa su última temporada en San Sebastián, pues el Atlético se lo llevó al Calderón.

Acababan de ganar la Liga y de llegar a la final de la Champions League. Muchos se fueron, y otros llegaron. Antoine Griezmann fue de los segundos previo pago de 30 millones de euros a los 'txuri urdin'. Con el 7 a la espalda, dorsal que dejó Villa, le costó adaptarse al estilo Simeone pero en cuanto lo hizo pasó a ser titular indiscutible. Su crecimiento fue total, y pasó de la banda izquierda a un puesto de segundo punta que le han hecho ser lo que es hoy en día.

Gol tras gol, en Francia se coronó como campeón del mundo en 2018 siendo él el líder indiscutible de su selección. En la Euro 2016 fue simplemente el mejor del torneo, a pesar de caer ante Portugal en la final. Y la única espina es la Champions de ese año en la que falló un penalti en el tiempo reglamentario que quién sabe si habría dado el título al Atlético. Ganó la Europa League de rojiblanco en 2018, en un año en el que todo apuntaba a que se iría al Barça.

Renovación en 2018 y rumbo al Barça en 2019

Renovó, cobrando una enorme cantidad de dinero y poniendo en riesgo el equilibrio económico del Atleti, y al año siguiente, en este 2019, ya sí se ha terminado marchando. Su destino, cómo no, el Barcelona. Jugará con Messi, de quien dice que es "leyenda" para sus hijos y los hijos de sus hijos, y en el horizonte tiene esa Champions que se le resistió de rojiblanco.

Así que parece ser que sí, que la altura en el fútbol importa más bien poco. Un Mundial, una Europa League, dos Balones de Bronce y un contrato con el Barça para formar tridente de lujo junto a Suárez y Messi. A saber en qué están pensando ahora los que le rechazaron por ser bajito...

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