Río de Janeiro vivió un día de fiesta y de tensión tras la victoria del Flamengo en la Copa Libertadores. Miles de aficionados del equipo brasileño salieron a las calles para acompañar el recorrido del autobús de su equipo por las calles de la ciudad.
Horas después del arranque de esta celebración, se registraron importantes disturbios. El autobús del equipo pasó por la calle de Santana, cerrada por unas barreras que varios aficionados intentaron saltar.
La Policía impidió el paso de estos aficionados mediante gases lacrimógenos, algo ante lo que los hinchas respondieron tirando piedras.
Uno de los momentos más tensos de estos altercados se produjo cuando uno de los policías fue atropellado por una furgoneta de la Prefeitura do Rio, que no se percató de la presencia de este agente cuando circulaba marcha atrás.