Marcar un penalti a lo Panenka siempre es emocionante a la par que satisfactorio. Sin embargo, el precio de dicho gozo se paga con el riesgo a fallar y quedar humillado. Es lo que le ha sucedido a Swierczok, delantero del Ludogorets.

Desde los once metros, lanzó decidido, con buena ejecución, pero Dénes Dibusz, portero del Ferencvaros, anduvo listo y no se venció del todo, pudiendo estirarse para realizar una acrobática palomita.