Thibaut Courtois. Era su segunda final de Champions League. Su primera con el Real Madrid. La otra, con el Atlético. Y en su segunda final, la que jugó con el Real Madrid, dio a los blancos la 14ª. Dio a los blancos su 14º título europeo en la máxima competición continental. No, no marcó el gol, pero sin él a saber qué habría pasado ante el Liverpool.

Porque si los de Klopp no marcaron ni tan siquiera un gol fue por él. El 'ni tan siquiera' tiene su sentido, porque fueron hasta cinco las paradas de mérito que hizo el belga. Fueron hasta cinco las veces que mientras toda la hinchada 'red' veía dentro el balón él se encargaba de tirar por tierra todo.

Con Salah empezó todo

La primera, prácticamente nada más empezar. Con la que entró en calor. Con la que dijo 'aquí estoy yo'. Fue a Salah, con una mano extraordinaria abajo. Así se estrenó. Luego, para cambiar de jugador, se la hizo a Mané.

Esa parada fue de las que entran en el catálogo de las 'increíbles'. Fue tan 'increíble' que de hecho la duda estuvo en si tocó la bola. Sí, la tocó. Y menos mal. Porque con su mano hizo que fuera al palo. Sin ella, habría ido dentro.

Llegó el 0-1, de Vinicius. Y el recital siguió. Una, otra más, a Salah. El zurdazo del egipcio desde fuera del área parecía el típico 'tiro Messi'. Abierto, para cerrarse. Courtois. Ya está. Nada más.

Luego, otra vez. Centro de la izquierda a la derecha, dentro del área. Salah remató. Y Courtois. Otra vez. Y el egipcio que tenía ganas de más. Le volvió a probar... y esta noche, y a saber cuántas más, va a soñar con él.

Y con Salah terminó todo

El belga le sacó un disparo increíble. Salah controló, se internó en el área y disparó. El final, Courtois. Ahí acababa todo para el Liverpool.

Y en el 95 terminó una final de la Champions League, en París, con la que el Real Madrid suma su 14ª. Vinicius marcó, pero todo fue gracias a Thibaut Courtois.