Falta de gol. El problema que sufren no pocos equipos y selecciones que juegan bien pero que a la hora de llegar al área no atinan con el arco rival. España, desde hace no pocos años, padece dicho mal. Incluso desde 2010, en un Mundial que se ganó por 1-0 o por 0-1, la Selección no encuentra de forma sencilla el camino de la portería. Ante Noruega, en el primer envite clasificatorio para la Euro 2020, el problema se repitió.

Un problema al que hay que poner solución. Porque contra los nórdicos el dominio fue claro, pero el marcador no lo fue tanto. Mientras Parejo, Ceballos y Busquets hacían suyo el mediocampo, con el apoyo de Asensio, y también de Jordi Alba y de Jesús Navas, arriba no había la misma precisión.

El mayor y mejor ejemplo es Álvaro Morata. El 7 tuvo no pocas ocasiones, sobre todo una con la cabeza cuando el 1-1 se instaló en el luminoso. Voluntarioso, pero sin gol. Goles que sí marcaron Rodrigo y Ramos, aunque Sergio lo hizo desde el punto de penalti tras un fallo impropio de él en una acción a balón parado. Tampoco la segunda línea se libra, pues Asensio eligió muy mal intentando una vaselina en vez de darle el cuero a Rodrigo para que, simplemente, la empujase para el 3-1.

Y es que el gol se le resiste a una España que tiene el balón pero que no marca tanto como debería con el dominio territorial que tiene. Con 1-0 no fueron pocas las ocasiones marradas, tantas que al final en una acción relativamente aislada Noruega marcó de penalti. Pudo haberlo hecho antes, a pesar de que apenas tuvo unas dos o tres acciones de gol.

La noticia positiva es que se generan ocasiones y se llega a puerta, pero falta ese útimo remate. Rodrigo acertó, pero no así Morata. Y tampoco lo hicieron los demás pues el gol no debería ser solo cosa de los delanteros. Mata apenas tuvo cinco minutos de juego, y en la recámara para futuras convocatorias Luis Enrique tiene varias balas, como las de Borja Iglesias o Raúl de Tomás, y también a un Iago Aspas aún lesionado. Diego Costa está lejos de ser el que fue años atrás.