El entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde, opinó que el manotazo de Sergi Roberto a Marcelo no fue merecedora de expulsión, una jugada que, en su opinión, fue decisiva en el clásico ante el Real Madrid (2-2).

En la rueda de prensa posterior al encuentro, el preparador extremeño no quiso ahondar en las decisiones arbitrales, pero sí que quiso valorar la roja directa que vio el lateral catalán antes del descanso. "Me ha fastidiado especialmente la expulsión de Sergi Roberto. No he visto la jugada por televisión, pero no creo que haya sido una jugada de expulsión, igual porque conozco a Sergi Roberto. Ha sido una jugada decisiva", apuntó.

En cualquier caso, Valverde entendió al árbitro y bromeó con la la implementación del videoarbitraje: "Afortunadamente no tenemos el VAR porque si no todavía estaríamos jugando. Es difícil arbitrar, está clarísimo. Hay que ponerse en la piel del árbitro".

No obstante, el entrenador azulgrana se mostró favorable a que la tecnología aterrice en el fútbol, aunque admitió que "tardará en ajustarse" para que no perjudique "la dinámica del juego y se centre en cuestiones objetivas".

Más allá de la actuación del colegiado, Valverde acabó el clásico con una sensación positiva: "Hemos jugado con diez contra el Madrid".

Sin embargo, elogió a su rival por el buen primer tiempo que completó: "El partido ha tenido muchas fases, cada vez que superábamos la presión generábamos peligro, pero nuestras pérdidas generaban contragolpes y faltaba un poco de aire para jugar. Cuando tiene espacio para correr, el Madrid te castiga mucho".

Con la Liga en el bolsillo, Valverde afronta los próximos tres partidos con un objetivo claro: acabar el campeonato liguero sin conocer la derrota. "Cuando quedan tres partidos tengo ganas de jugarlos y disputarlos. Para las vacaciones siempre hay tiempo. Tenemos la Liga resuelta pero hay alicientes suficientes para jugar esos partidos a tope. Acabar la Liga invictos es un aliciente", resaltó.

Por último, se refirió a la celebración que sus jugadores realizaron tras el pitido final del árbitro, que acabó con un pasillo del cuerpo técnico a los componentes del primer equipo. "Ha sido una celebración totalmente improvisada, pero Piqué es una caja de sorpresas. Está bien y los jugadores se lo merecen, ha sido una anécdota, sin más.