A la cuarta va la vencida. El Real Madrid ha necesitado cuatro encuentros para conseguir la primera victoria liguera en el Santiago Bernabéu, tras los traspiés contra Levante, Valencia y Real Betis, para así reconciliarse con un Santiago Bernabéu sediento de celebrar triunfos ligueros. Un doblete de Isco Alarcón, que lideró el tridente ofensivo, fue suficiente para derrotar a un RCD Espanyol que perdonó inocentemente un par de ocasiones muy claras en el segundo periodo.
Con la principal novedad en el once inicial del canterano Achraf Hakimi, como parche de urgencia a la baja por infección de Dani Carvajal y al sinfín de bajas por lesión, Zinedine Zidane apostó en ataque por invertir las siglas más habituales ('BBC') por una nueva y prometedora sociedad, la denominada como 'CIA', compuesta por la magia de Isco Alarcón y Marco Asensio aderezada por los goles de Cristiano Ronaldo, referencia ofensiva. Con estos ingredientes el Real Madrid saltó a un Santiago Bernabéu hambriento de victorias tras tres traspiés inesperados (contra Valencia, Levante y Real Betis).
La imperiosa obligación por brindar a su público el primer triunfo de la temporada como equipo local hizo que el Real Madrid necesitara tan solo de 23 segundos para medir la entereza de un RCD Espanyol que acostumbra en Chamartín a capitular desde el mismo prólogo. No tardó en hacerse notar Isco, que se coló entre los centrales pero su disparo se topó con la estirada de Pau López.
A raíz de ese momento, el Real Madrid asedió al equipo periquito, que contuvo como pudo los ataques de su rival. Fue perdiendo chispa con el paso de los minutos aunque monopolizaba la posesión del esférico, desgastando a un Espanyol que nada más que hacía correr detrás de la pelota. Balón por allí, ocasión de Cristiano que se marcha a las nubes por allá, otra vez a seguir moviendo el balón por este lado, testarazo de Sergio Ramos que Pau López desbarató. El Madrid era tan protagonista que irremediablemente la balanza acabó por decantarse a su favor.
Encontraba tantas facilidades por el costado izquierdo que los merengues volcaron todo su juego por ese extremo. Era la principal debilidad del equipo blanquiazul, un defecto que no terminó de corregir Quique Sánchez Flores. En una de las tantas elaboraciones Cristiano Ronaldo, en posición de enganche, se inventó una asistencia filtrando un exquisito balón para que Isco metiera la puntita lo suficiente como para encontrar el premio del gol.
El Espanyol avisó….
Exhibido el huracán de oportunidades de gol y ya por delante en el marcador, el Real Madrid fue fiel a lo que viene demostrando desde hace muchísimo tiempo. Con el partido viento en popa y a su favor, tiende a bajar una marcha y se confía antes de tiempo. Redujo su intensidad, fue más permisivo en las marcas defensivas y replegaba un par de segundos más tarde. La ligereza con la que afrontó los últimos minutos antes de enfilar el camino hacia los vestuarios estuvo a punto de castigarla el Espanyol pero el disparo de Gerard Moreno, tras aprovechar un error garrafal de Casemiro en el punto de penalti, se estrelló contra la madera.
El inicio del segundo periodo sentó de maravilla a la escuadra entrenada por Quique Sánchez Flores. Se sacudió los nervios del principio, superó el miedo escénico del Santiago Bernabéu y, por fin, se atrevió a circular el balón ante la pasividad del Real Madrid, que concedió un sinfín de llegadas a su rival que no terminaron de concretarse. La confianza del Espanyol fue tal que Keylor Navas tuvo que hacerse grande bajo palos para evitar un gol de Marc Navarro tras una jugada en la que los periquitos amasaron el balón durante una larga jugada.
No fue la única clara ocasión con la que el Espanyol advirtió a un Real Madrid roto. Ya sea por el lógico cansancio tras el esfuerzo realizado en Dortmund contra el Borussia en Champions League o por la ausencia de jugadores capitales en determinados puestos, el equipo blanco comenzó a perder todos sus duelos individuales, a llegar un segundo más tarde que su contrincante a los balones divididos y superado por las zancadas de un Leo Baptistao que no cesaba en buscar, sin éxito, la espalda de Sergio Ramos.
…. y el Madrid sentenció
Era tal la caraja y la condescendía del Real Madrid que el Espanyol estuvo a punto de meter el susto en el cuerpo a todo el Santiago Bernabéu. En un exceso de confianzas, Sergio Ramos se confió en su propia área y perdió un balón frente a Gerard Moreno. El ex del Villarreal cedió para Sergio García pero Nacho Fernández llegó justo a tiempo para desbaratar la acción. Oxigenado por esta acción, el cuadro madrileño pasó de un hipotético 1-1 a firmar la capitulación del Espanyol: robaron el balón en el centro del campo, Cristiano montó la contra, abrió para Asensio y el balear cedió atrás para un Isco que ajustó al palo largo para firmar el 2-0.
Con el partido visto a la sentencia, Cristiano Ronaldo buscó con cierta insistencia estrenar su casillero de goles en el campeonato doméstico. El luso, fino en Champions League, no ha demostrado el mismo tino en LaLiga, lastrado por los cuatro partidos que estuvo fuera del equipo por la sanción que arrastraba tras ser expulsado por empujar al árbitro en la Supercopa de España. No ve portería en el campeonato liguero desde que marcara el Málaga en la última jornada de la pasada temporada.
Así las cosas, el Real Madrid suma tres nuevos puntos, se reconcilia con el Santiago Bernabéu sumando la primera victoria del curso como local y se coloca en la tabla de la clasificación con catorce puntos, uno menos que el cuarto clasificado, el Atlético de Madrid, y a siete puntos del vigente líder, el FC Barcelona.