Dijo Simeone en su día que lo que importaba era ganar sin importar el juego. Lo dijo porque se ganó, o porque se ganaba, pues el Atlético suma ya entre Liga y Copa tres empates consecutivos realizando un fútbol bastante pobre y bastante alejado de lo que el equipo dio y puede dar. Los rojiblancos, en un encuentro horrendo por su parte, sumaron un triste punto ante un inmenso Alavés tras un duelo que si acabó 0-0 fue por la falta de puntería de los jugadores vascos.
Y eso que el Cholo salió al ataque. En la primera parte, el Atlético remató cero veces a puerta, y llegó cero veces con peligro al área de Pacheco. El Alavés, mucho más metido que un rival que sesteó en Mendizorroza de forma descarada, se comió a los rojiblancos guiados por un Camarasa excelso y un peleón Deyverson. No le salía nada al equipo de Simeone, superado en todos los aspectos por un cuadro vasco que corría y que corría. Y que puso a prueba en bastantes ocasiones a Moyá.
Si el partido no se fue ya solucionado al descanso fue por la falta de puntería alavesa. Ibai, Deyverson y sobre todo un remate al larguero de Laguardia cuyo rechazo mandó el '9' fuera con Moyá ya en el suelo fueron ocasiones más que suficientes para desnivelar el marcador a favor de los blanquiazules. Pero, a pesar del 0-0 y de la media sonrisa en el Atlético por lo que se podían haber llevado, la imagen de los de Simeone fue horrible.
Tan horrible que pasara lo que pasara en el segundo acto la cosa no podía hacer más que mejorar. Y es que nadie, en las filas rojiblancas, estuvo a la altura. Koke y Saúl, al igual que Godín y Giménez, superados. Griezmann, aislado y bien tapado por el Alavés. Gaitán, perdido. Carrasco parecía que ni estaba jugando. Y Gameiro, en otro partido negado, no hizo absolutamente nada. Uno de esos encuentros en el que te gustaría tener más de tres cambios.
Hizo los tres el Cholo antes del 60. El de Giménez, obligado. Pero nada fue diferente. El Alavés siguió siendo muy superior a un rival que apenas era capaz de dar dos pases seguidos sin poner el riesgo una posesión que era vasca. Theo Hernández, un puñal en la izquierda que posiblemente relegue a Filipe al banquillo, y Marcos Llorente, pulmón para el Real Madrid para años, mostraron que la intensidad puede con la calidad cuando la calidad trabaja sin intensidad.
Y aún así, la ocasión más clara de la segunda parte fue para Gaitán. El argentino, solo ante Pacheco, decidió no definir y buscar un regate que el arquero del Alavés le sacó con maestría. Salvó a su equipo, como Moyá al Atleti ante un remate franco de Theo con la izquierda. Un punto para ambos al final, un final lamentable con Deyverson y Godín dedicándose sendos escupitajos. Ninguno puede estar feliz con el resultado, aunque uno sí puede estarlo con el juego exhibido.