Buscando la mejor versión de Diego Costa. Buscando algo que, quizá, ya haya tenido su momento en el tiempo. Simeone, sin embargo, sigue obcecado en reencontrar al 19, en que el hispano-brasileño vuelva a ser ese delantero que dio prácticamente media Liga al Atlético en la 2013-14. Sin embargo, ante el Sevilla se vio que el de Lagarto... pues no.
No fue titular, pero ante la inoperancia ofensiva del Atlético tuvo su momento en la vuelta de vestuarios. Sin embargo, parece haber fuerzas contra él porque de nuevo todo lo que podía salir mal le salió mal. No se le puede negar que intenciones tiene, pero hace falta algo más que eso.
De hecho hasta marcó, pero el VAR entró en acción para anular su diana por un fuera de juego previo de Ángel Correa. El de Lagarto, eso sí, ni tan siquiera celebró su gol mostrando su enfado con el mundo. Quizá fue un acto premonitorio de la anulación que vendría después.
Tuvo otra ocasión luego, pero que tampoco. De nuevo fue el VAR protagonista, al meter dentro del área una falta cometida sobre Koke. Penalti, lanzamiento... y fallo. A media altura, a la derecha de un Vaclik que reaccionó bien tanto para repeler su disparo como también el posterior de Correa.
A partir de ahí todo hacía indicar una desconexión, o uno de esos partidos 'Costa' en los que se aleja del partido para 'acercarse' a hacerse amigo de los rivales. Pero no, nada de eso. Su cara tras fallar el penalti lo decía todo, y es que parece que le ha mirado un tuerto o está siendo víctima de una maldición.
Nada parecía indicar que Costa iba a tener un nuevo curso como el que está teniendo. De nuevo, en pretemporada demostró estar hecho una bestia pero poco o nada queda de ese amistoso ante el Real Madrid. Dos goles, uno de ellos de penalti, es poco bagaje para un delantero por el que se pagaron más de 60 millones al Chelsea. Y mientras, Morata sigue marcando.