Nubarrones negros y sombríos se posan sobre la Costa del Sol. Tras un verano muy movido, de entradas y salidas, promesas e incertidumbre, el resultado final difícilmente podría haber sido peor.

El Málaga CF, ante la falta de liquidez y la imposibilidad de inscribir jugadores, tuvo que verse obligado a rescindir el contrato de su fichaje estrella(do), Shinji Okazaki. El delantero japonés llegó este mismo verano al club andaluz, despertando gran ilusión entre la afición y abriendo un frente comercial al otro lado del globo.

Por otro lado, dada la precaria situación de las arcas de la entidad, José Rodríguez (exjugador del Real Madrid), Álex Mula e Iván Rodríguez, tampoco pudieron ser inscritos con ficha del primer equipo y no podrán disputar ni un minuto hasta la llegada del mercado invernal, refugiándose en los entrenamientos para sobrellevar estos difíciles meses.

Sin embargo, a pesar de la imposibilidad de inscribir jugadores, el club malacitano hizo malabares para cuadrar las cuentas y contrató sobre la bocina a Lorenzo González, Benkhemassa y Sadiku para completar la plantilla.

De hecho, uno de los factores que posibilitaron ese desahogo económico fue la renovación de Luis Hernández hasta 2024, que asumió rebajarse el sueldo para que la entidad no se excediera en el límite salarial y pudiera afrontar la contratación de más futbolistas.

El esperpento personificado en la dirección de un club y una ciudad entera señalando con el dedo al que creen que es el principal culpable de la precaria situación de la entidad: el jeque Al-Thani.