La rápida propagación del coronavirus en Europa, especialmente en Italia y España, está en camino de provocar que el encuentro correspondiente a la vuelta de los octavos de final de la Champions League entre Barcelona y Nápoles se juegue a puerta cerrada.
Se trata de una medida para evitar que el contagio se acreciente al conjugar a miles de personas en un recinto deportivo de las medidas del Camp Nou. El Barça, con un resultado justo en la ida (1-1), se jugaría el pase a los cuartos de final sin el apoyo presencial de sus aficionados dentro del feudo.
La Conselleria de Salut catalana se reunirá en las próximas horas con el club de la Ciudad Condal para decidir si se juega con o sin público el partido del 18 de marzo.
"La prudencia recomienda que el Barça-Nápoles se juegue a puerta cerrada. La decisión aún no está tomada. Entre hoy y mañana habrá reuniones entre diferentes departamentos del Gobierno y el club. Desde el deporte tenemos que intentar ser lo más estrictos posibles con la aplicación de los protocolos y recomendaciones sanitarias, aunque esto tenga consecuencias deportivas y también económicas", explicó Gerard Figueras, secretario general de deporte de la Generalitat en Catalunya Radio.