Qué gran partido de Rodrygo. Qué gran exhibición hizo el brasileño. Le pongas donde le pongas, él siempre da la talla. Siempre rinde. Siempre aparece. Sí, ante el Sevilla le tocó ser el delantero centro. Ser la referencia. Ser el 'killer' del Real Madrid en el Pizjuán. Y si era alguna especie de examen de Carlo Ancelotti de cara al futuro aprobó con nota.
Con matrícula, directamente. Porque Rodrygo, en el 1-2 de los blancos ante el Sevilla, fue la clave. Fue trascendental. Fue, de hecho, quien marcó los dos goles de los de la capital ante los de Mendilibar.
El primero, de falta. Una en la que Bono pudo hacer mucho más. Pero el segundo... El segundo fue el ejemplo perfecto de cómo realizar con éxito un contragolpe imparable.
Una contra de manual
Fue a raíz de una falta favorable al Sevilla. Ahí recuperó el Real Madrid, y sabían a quién debían buscar. Sí, cuero a Kroos, y el alemán que puso el periscopio para un pase profundo para aprovechar la velocidad de Rodrygo. Ahí el equipo de Mendilibar ya se empezaba a temer lo peor...
Tenía dos opciones. La más fácil, el pase a Álvaro. La más difícil, la que llevó a cabo. Porque se la jugó solo. Lo hizo todo. Encaró a la zaga hispalense y se encontró con Montiel. El lateral argentino sucumbió a lo que le hizo el punta madridista.
Se la puso en un pie. Se la puso en el otro... y adiós cadera. Y ya, frente a frente, Bono. Y el marroquí no pudo evitar el tanto. Colocadito, Rodrygo la puso en las mallas y culminó la remontada del Real Madrid.
Tres puntos más para afianzar la segunda plaza de LaLiga, y el Sevilla viendo cómo el gol inicial de Rafa Mir quedaba en nada. La mente, en la final de la Europa League...