Argentina dio un golpe encima de la mesa en el minuto 35 cuando Ángel di María puso el 2-0 en el marcador ante Francia en un contraataque de manual en el que todos los jugadores movieron el balón al primer toque.

Todo comenzó con un mal pase de Theo Hernández que recuperó Nahuel Molina, que de primeras envió el balón a Alexis MacAllister. El centrocampista hizo lo propio para Leo Messi y, acto seguido, echó a correr al espacio que había generado el capitán argentino.

Al recibir Messi, que es el único que controla, arrastra a los dos centrales franceses, Varane y Upamecano, y al segundo toque envía un pase a Julián Álvarez, que se encontraba en la banda a la altura del centro del campo. El delantero del Manchester City, también de primeras, envío un pase al espacio.

Lo recogió MacAllister y, ante la llegada de Koundé a la ayuda, envió un pase cruzado a Di María para dejarlo completamente solo ante la portería francesa. El extremo no dudó y picó el balón lo suficiente para evitar la salida de Lloris y poner el 2-0 antes del descanso.

Y ahí estalló la afición albiceleste, con una contra de manual en el que en solo siete toques recorrieron todo el estadio de Lusail y anotaron un gol que pasará a la historia.